Clasificación de la pericarditis

Clasificación de la pericarditis

Existen cuatro tipos principales de pericarditis:

  1. Pericarditis aguda: los síntomas duran menos de seis semanas (normalmente los síntomas sanan dentro de una semana del comienzo del tratamiento).
  2. Pericarditis subaguda: empieza después de la fase aguda y dura entre seis semanas y seis meses.
  3. Pericarditis recurrente: cuando se dan episodios de pericarditis aguda de manera repetida
  4. Pericarditis crónica: es una complicación de la pericarditis, en la que los síntomas duran más de seis meses.
Tipo Duración
Aguda < 6 semanas
Subaguda  De 6 semanas a 6 meses
Crónica > 6 meses

Pericarditis aguda
Es el tipo de pericarditis más común.
Por lo general, su origen suele ser viral y los virus son los mismos que provocan la miocarditis:

  1. Coxsackievirus A y B
  2. Parvovirus
  3. Herpesvirus
  4. Virus de Ebstein-Barr (EBV)
  5. Virus de las paperas
  6. Virus varicela-zoster

Los últimos virus no son muy comunes, son más frecuentes en los pacientes VIH positivos que toman medicamentos antirretrovirales.
Estos medicamentos provocan síndrome metabólico con un aumento de:

  1. Triglicéridos
  2. Colesterol bueno HDL
  3. Glucemia (por lo tanto causa diabetes)

Por consiguiente se produce una aterosclerosis temprana.

Pericarditis crónica
La pericarditis crónica puede estar causada por:

  1. Tuberculosis
  2. Micosis

La pericarditis crónica suele derivarse del desarrollo de una pericarditis aguda.

Pericarditis recurrente
Este tipo de pericarditis es diferentes de los otros dos, pue es:

  1. Intermitente: en algunos momentos el paciente no padece la enfermedad tras haber suspendido el tratamiento
  2. Incesante: el paciente vuelve a sufrir de pericarditis apenas suspende el tratamiento

Otros tipos de pericarditis:

  • La pericarditis urémica es una complicación de la insuficiencia renal y puede aparecer también en los pacientes que hacen hemodiálisis
  • La pericarditis epistenocárdica es la inflamación del pericardio que aparece después de un infarto de miocardio.
  • La pericarditis fibrinosa es el depósito de capas de fibrinas y se da después de intervenciones quirúrgicas, de un infarto o está causada por enfermedades del tejido conectivo.

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    © fotolia.com

  • La pericarditis exudativa con suero está caracterizada por un derrame que contiene mucho material purulento o albumina.
  • Pericarditis neoplásica está causada por un tumor en el pericardio o por metástasis.
  • Síndrome de Dressler es un tipo de pericarditis caracterizada por una respuesta del sistema inmunitario como consecuencia de una lesión del tejido cardíaco o del pericardio.
    Puede aparecer después de una intervención (en caso de incisión del pericardio: bypass, cirugía de las válvulas cardíacas y corrección de defectos congénitos), de un traumatismo o como consecuencia de un infarto.
    Los síntomas del síndrome de Dressler incluyen: el dolor en el pecho que se parece al dolor de un ataque de corazón y la fiebre.
    Gracias a las nuevas mejoras en el tratamiento del infarto, el síndrome de Dressler se ha hecho menos frecuente respecto a hace algún tiempo.

La pericarditis tras una cirugía suele responder bien al tratamiento con cortisona.
Sin embargo, esta enfermedad puede recidivar en las personas afectadas.

Pericarditis serosa
El exudado (líquido inflamatorio con una concentración alta de proteínas) seroso es común en los procesos inflamatorios no infecciosos, como:

  1. Enfermedades reumáticas
  2. Lupus eritematoso sistémico
  3. Esclerodermia
  4. Neoplasias
  5. Uremia


El exudado suele ser estéril, transparente y contiene linfocitos.
La pericarditis serosa el tipo menos grave de pericarditis, de hecho, si la inflamación no es muy grave, el paciente se recupera sin que queden consecuencias graves.
El líquido se reabsorbe y no se vuelve organizado, es decir, que no se produce fibrosis ni adherencias.
Si el paciente no se somete a un tratamiento o si no responde al tratamiento, este tipo de pericarditis puede avanzar hasta convertirse en un tipo de pericarditis serofibrinosa, fibrinosa e incluso purulenta.

Pericarditis fibrinosa y serofibrinosa
Se deriva del desarrollo de la pericarditis serosa.
Puede ser:

  1. Circunscrita (por ejemplo en caso de infarto del miocardio)
    Por lo general, suele desarrollarse 24 horas después del infarto.
  2. Generalizada cuando está asociada a un factor infeccioso o tóxico

Hoy en día, el síndrome de Dressler o pericarditis postinfarto tardía también se considera un trastorno inmunitario (antes se consideraba viral) y provoca pericarditis fibrinosa.

En la pericarditis serofibrinosa se acumula un líquido denso, amarillento y opaco (debido a la presencia de glóbulos blancos y rojos) que suelen contener fibrina.
La fibrina se puede degradar o puede volverse organizada.
Raramente, el paciente se recupera completamente sin que queden consecuencias, por lo general la fibrina se vuelve organizada.
Dependiendo de la causa, el tejido inflamatorio puede estar formado por:

  1. Linfocitos
  2. Macrófagos
  3. Monocitos
  4. Granulocitos
  5. Eosinófilos

En la pericarditis fibrinosa, la superficie del pericardio está seca y la fibrina se deposita en toda la superficie.
Puede llegar a tener unos cuantos milímetros de espesor.
Además, el signo más característico de la pericarditis fibrinosa es un fuerte ruido durante la auscultación, debido al roce del pericardio. Este ruido es aún más fuerte que el de la pericarditis serosa debido al roce de las dos capas del pericardio.
El paciente siente dolor en el pecho, tiene fiebre y signos de insuficiencia cardíaca.

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Pericarditis purulenta
Hoy en día no es muy común en los países accidentales.
Está causada por la presencia de microorganismos en el espacio del pericardio, especialmente bacterias, hongos o protozoos.
Estos microorganismos pueden llegar al pericardio de varias maneras:

  1. Inflamación cercana, por ejemplo en caso de empiema (acumulación de pus) en la pleura o en caso de neumonía
  2. Circulación sanguínea
  3. Circulación linfática
  4. Penetración directa durante una cirugía de corazón

Las personas que se someten a un tratamiento inmunosupresor o con una condición de inmunodeficiencia están más predispuestas a la infección.
La cantidad del exudado puede ser de entre 80-90 cc a 400-500 cc, por lo tanto, puede provocar un bloqueo cardíaco (el exceso de líquido en el pericardio ejerce presión y no permite que el corazón funcione de manera adecuada).

Entre las complicaciones se encuentra la miocarditis purulenta, debido a que el líquido inflamatorio llega hasta la profundidad.
Raramente, el paciente consigue recuperarse completamente, el proceso inflamatorio suele provocar cicatrización.

Puede producirse:

  1. Cicatrización que une las dos capas del pericardio (concretio cordis)
  2. Formación de adherencias entre las dos capas del pericardio y entre las capas y los órganos cercanos: pleura, esófago, esternón, aorta (accretio cordis)

La masa esclerótica puede llegar a medir hasta 1 cm de grosor.

La pericarditis tuberculosa puede avanzar hasta volverse un tipo de pericarditis constrictiva con fibrocalcificaciones.

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Pericarditis hemorrágica
El exudado se caracteriza por la presencia de eritrocitos, es decir, sangre con fibrina y pus.
Suele ser una consecuencia de los otros tipos de pericarditis mencionados anteriormente.
Puede estar causada por:

  1. Tumor maligno (del pericardio o metástasis), en este caso suele haber sangrado recurrente
  2. Infecciones bacterianas, sobre todo tuberculosis
  3. Cirugía cardíaca

Pericarditis gangrenosa (muy raramente)
Se caracteriza por la presencia de masas fibrohemáticas junto con gases producidos por los gérmenes de la putrefacción.
Por lo general, está causada por una lesión perforante, también pueden formarse abscesos y orificios que pueden llegar hasta el pulmón.

Pericarditis caseosa (muy raramente)
Pr lo general, suele estar causada por tuberculosis, raramente se debe a infecciones por hongos.
Este tipo de pericarditis puede volverse crónico constrictivo y con fibrocalcificaciones (puede limitar considerablemente la movilidad del paciente).

Las sinequias, adherencias y sínfisis pericárdicas, es decir, membranas delgadas de tejido conectivo que unen las dos capas del pericardio, están asociadas con el exudado.
Pueden ser múltiples o aisladas.
Las sínfisis pericárdicas son adherencias que unen la superficie del corazón al pericardio.
Las sinequias y las adherencias pueden no estar unidas entre sí, mientras que las sínfisis se unen fuertemente las unas a las otras por lo que es muy difícil despegarlas.

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Me llamo Giovanni Defilippo, trabajé de médico de cabecera en Rubiera (pueblo entre Reggio Emilia y Módena en Emilia-Romaña) y tengo 40 años de experiencia (Número de Inscripción al Colegio de los Médicos de Reggio Emilia: 1373). Biografia completa del Dr. Giovanni Defilippo