Cáncer de cuello uterino


El cáncer de cuello uterino es un tumor maligno que puede afectar a las células del cérvix del útero (la parte inferior del útero que se une con la vagina) y al endometrio.

Este artículo trata sobre el cáncer cervical, es decir del cérvix del útero o cuello uterino.

Generalmente, este cáncer se desarrolla lentamente.
Empieza como una alteración precancerosa llamada displasia.
Esta alteración puede detectarse por medio de una citología vaginal y es 100 % curable. Sin embargo, si pasan años sin tratar esta afección se puede convertir en cáncer de cérvix.
Hoy en día, la mayoría de las mujeres diagnosticadas con cáncer de cuello uterino no se han sometido a ninguna prueba de citología vaginal rutinaria.

 

Tipos de cáncer de cuello uterino

Existen dos tipos principales de cáncer de cuello uterino:

  1. Carcinoma de células escamosas – es el más común, comienza en las células que revisten la superficie externa del cuello uterino. Generalmente, la citología vaginal detecta los primeros cambios de las células que pueden provocar el carcinoma de células escamosas.
  2. Adenocarcinoma – este tipo de cáncer cervical es menos común. Se origina en las células de las glándulas situadas en el canal cervical. La citología vaginal no puede detectar fácilmente las primeras alteraciones que provocan este tipo de tumor.

 

¿Cuáles son las causas del cáncer de cuello uterino?

Casi todos los tumores cervicales tienen su origen en el VPH (virus de papiloma humano). El VPH es un virus común que se transmite por vía sexual. Existen varios tipos de VPH. Algunas cepas provocan cáncer cervical, mientras que otras ocasionan verrugas genitales. Asimismo, algunas cepas no provocan ninguna afección.
Se puede ser portador del VPH durante años y no saberlo. El virus permanece en el cuerpo y puede provocar el cáncer de cuello uterino años después de haber contraído la infección. Por esta razón, es muy importante someterse a citologías regularmente. Una citología puede detectar las alteraciones en las células cervicales antes de que se transformen en cáncer.

Las mujeres vírgenes tienen muy pocas probabilidades de padecer cáncer de cuello uterino.

 

Factores de riesgo del cáncer de cuello uterino

Algunos factores, como fumar, pueden incrementar el riesgo de desarrollar cáncer cervical en las mujeres que han contraído el VPH.
Es posible reducir el riesgo de desarrollar cáncer de cuello uterino si se efectúan exámenes de detección rutinarios.
Si las alteraciones de las células cervicales se encuentran en la etapa inicial, el cáncer puede prevenirse eliminando o suprimiendo las células alteradas antes de que sea demasiado tarde.
Otra forma de reducir el riesgo de desarrollar cáncer cervical es aplicar la vacuna contra el virus del papiloma antes de convertirse en una persona sexualmente activa.

 

Síntomas del cáncer de cuello uterino

En la mayoría de los casos, el cáncer cervical no presenta síntomas en los primeros estadios.
Los síntomas del cáncer del cuello uterino son:

Sangrado anormal
Las mujeres con cáncer cervical pueden experimentar un sangrado vaginal anormal, leve o abundante.

Pérdidas abundantes
El incremento de pérdidas vaginales es un síntoma del cáncer cervical. El flujo puede ser maloliente, acuoso, denso o con moco.

Dolor pélvico
El dolor pélvico no relacionado con el ciclo menstrual normal puede ser uno de los síntomas de cáncer cervical. Muchas mujeres lo describen como un dolor sordo o agudo que puede durar varias horas.

Micción dolorosa
El dolor al orinar puede ser un síntoma de cáncer cervical avanzado. Este síntoma se manifiesta generalmente cuando el cáncer ha hecho metástasis en la vejiga.

Sangrado entre ciclos menstruales, después del coito o durante un examen pélvico
Esto se debe a la irritación del cuello uterino durante estas actividades. Aunque un cérvix sano puede provocar una pequeña cantidad de pérdidas de sangre, muchas afecciones pueden ocasionar sangrado tras algunas actividades, como las relaciones sexuales.

El cáncer de cuello uterino puede extenderse a la vejiga, al intestino, a los pulmones y al hígado. A menudo, no se presentan problemas hasta que el cáncer se encuentra en estado avanzado y se ha difundido. Los síntomas del cáncer cervical avanzado son:

 

Diagnóstico del cáncer cervical

Ante la sospecha de un cáncer cervical, es necesario consultar a un ginecólogo (especialista en el tratamiento de enfermedades del sistema reproductor femenino).
Si los resultados de la citología vaginal muestran anomalías en las células del cuello uterino, se debe acudir al médico.

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© alamy.com

Sin embargo, en la mayoría de los casos la detección de anomalías no implica que la persona tenga cáncer cervical.
La infección de transmisión sexual por clamidia es una de las causas principales de las pérdidas hemáticas vaginales en las mujeres.
El médico puede recomendar la realización de un examen para detectar enfermedades venéreas antes de solicitar una citología vaginal.
El examen de clamidia incluye la extracción de una pequeña muestra del tejido del cérvix o un análisis de orina.

Colposcopia
Tras un cribado cervical anormal, si el resultado de los exámenes o los síntomas indican que puede tratarse de cáncer cervical, el ginecólogo suele realizar una colposcopia, un examen del interior de la vagina para detectar posibles anomalías del cuello uterino.

En una colposcopia, se emplea un pequeño microscopio (colposcopio) con una luz situada en la punta. Además de examinar el cuello del útero, el ginecólogo puede tomar una pequeña muestra de tejido (biopsia) para observar si existen células cancerosas en el microscopio.

Biopsia
Si el ginecólogo no consigue observar correctamente el cuello del útero utilizando el colposcopio, puede que se requiera una biopsia.
Se trata de una pequeña intervención que se realiza en el hospital para obtener una muestra de las células del cérvix, generalmente con anestesia.
Se puede experimentar sangrado vaginal hasta cinco semanas después de la intervención.

Otras pruebas
Si los resultados de la biopsia indican la posibilidad de padecer cáncer cervical y existe el riesgo de que se extienda, puede que sea necesario efectuar otras pruebas para valorar el grado de extensión del cáncer.
Estas pruebas pueden incluir:

  • Examen pélvico sin anestesia general para examinar el útero, la vagina, el recto y la vejiga.
  • Análisis de sangre para evaluar el estado del hígado, los riñones y la médula ósea.
  • El TAC es muy útil para detectar rastros de tumores cancerosos y si las células cancerosas se han difundido.
  • Resonancia magnética (RMN), que utiliza campos magnéticos fuertes y ondas de radio para producir imágenes detalladas del interior del cuerpo. También se puede emplear para determinar si el cáncer se ha extendido.
  • PET, examen similar a la RMN, si bien muestra cómo trabajan algunas partes del cuerpo. Puede emplearse para observar cómo responde el cuerpo al tratamiento.
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Los estadios del cáncer del cuello uterino son los siguientes:

  • Estadio cero (precanceroso) – no hay células cancerosas del cérvix, pero existen alteraciones biológicas que podrían provocar el desarrollo del cáncer en el futuro. Este estadio se conoce como neoplasia intraepitelial cervical (CIN).
  • Primer estadio – el cáncer se encuentra todavía limitado al cérvix.
  • Segundo estadio – el cáncer se ha extendido fuera del cérvix, en la parte superior de la vagina o del tejido que la rodea.
  • Tercer estadio – el cáncer se ha extendido a la parte inferior de la vagina y/o a los tejidos de la pelvis.
  • Cuarto estadio – el cáncer se ha extendido al intestino, a los nodos linfáticos, a la vejiga y, en casos avanzados, también a los pulmones.

 

¿Cuáles son las orientaciones generales para el tratamiento del cáncer de cuello uterino?

Las opciones para el tratamiento pueden ser la intervención quirúrgica, la radioterapia, la quimioterapia o una combinación de dichos tratamientos. El tratamiento más adecuado depende de diferentes factores, como por ejemplo el estadio del cáncer y las condiciones generales de salud.

El especialista debe explicar las ventajas y desventajas de las diferentes terapias, la probabilidad de que funcionen, los posibles efectos secundarios y otros detalles, según el estadio del tumor.
También es necesario discutir con el especialista sobre los objetivos del tratamiento.
Por ejemplo:
En algunos casos, el objetivo del tratamiento es el de mantener el cáncer bajo control.
Aun sin ser resolutivo, el tratamiento puede limitar el crecimiento o la difusión del cáncer. De esta manera, se pueden prevenir los síntomas durante un tiempo.
En los casos más graves, el tratamiento sirve para aliviar los síntomas. Por ejemplo, si se trata de un cáncer avanzado, se pueden emplear analgésicos u otros tratamientos para calmar el dolor y otros síntomas. Algunos tratamientos sirven para reducir el tamaño del cáncer.

 

Intervención quirúrgica para el cáncer de cuello uterino

La intervención para extirpar el cérvix y el útero (histerectomía) es un tratamiento frecuente. Si el tumor no se ha difundido en la primera fase, la cirugía en sí misma puede ser resolutiva.
Si el tumor se encuentra en la fase inicial, es posible extirpar únicamente la zona del cuello uterino afectada por el cáncer, sin extirpar el resto del útero, lo que significa que la mujer todavía puede tener hijos.

Si el tumor se ha difundido a otras partes del cuerpo, también se puede recomendar la cirugía, a menudo acompañada de otros tratamientos. Por ejemplo, cuando el tumor se ha difundido a los alrededores, la intervención quirúrgica puede ser una opción.

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Esta operación también se puede llevar a cabo para extirpar el tumor de vejiga, de intestino, de nodos linfáticos, de trompas de Falopio y de ovarios.

Aunque el cáncer esté avanzado y el tratamiento no sea resolutivo, algunas técnicas quirúrgicas pueden ayudar a aliviar los síntomas. Por ejemplo, para aliviar una obstrucción intestinal o de las vías urinarias provocada por la difusión del cáncer.

 

Radioterapia para el cáncer de cuello uterino

La radioterapia es un tratamiento que emplea un haz de alta energía de radiación que se concentra en el tejido canceroso, eliminando las células tumorales o interrumpiendo su multiplicación.
Por sí sola, la radioterapia puede lograr que retroceda el cáncer cervical en la etapa inicial y ser una alternativa a la cirugía. Para los tumores en una etapa más avanzada, se recomienda la radioterapia acompañada de otros tratamientos.

 

Quimioterapia para el cáncer de cuello uterino

Tratamiento con medicamentos anticáncer que eliminan las células tumorales o impiden su multiplicación. En algunos casos, la quimioterapia se puede prescribir junto con la radioterapia o la cirugía.

 

Vacuna contra el cáncer de cuello uterino

Actualmente, existen dos vacunas disponibles para prevenir el cáncer cervical. Ambas impiden la infección de dos tipos del virus papiloma, el tipo 16 y el 18. Estos dos tipos provocan cerca del 70% de los tumores de cuello uterino. Uno de estos medicamentos, Gardasil ®, también protege contra los tipos 6 y 11, que provocan verrugas genitales.

La vacuna brinda una mayor protección si se completa el ciclo antes de que la mujer se convierta en una persona sexualmente activa.
Deben completarse las tres dosis de la vacuna Gardasil ®, una dosis cada dos meses.

 

Pronóstico, supervivencia y mortalidad en pacientes con cáncer de cuello uterino

La probabilidad de supervivencia es mayor si el tumor se diagnostica cuando se encuentra limitado al cérvix y aún no se ha difundido. En esta situación, el tratamiento brinda buenas probabilidades de cura a 8-9 de cada 10 mujeres. Para las mujeres a las que se les diagnostica el cáncer cuando ya se ha difundido, la probabilidad de que el tratamiento funcione es menor, aunque sigue siendo posible.

En Italia, los datos de 2003 muestran que la tasa de supervivencia a un año es del 95% aproximadamente para las mujeres menores de 45 años y del 72% para las mujeres mayores de 75 años.
La tasa de supervivencia a cinco años depende todavía más de la edad, ya que para las mujeres entre 15 y 45 años la tasa de supervivencia a cinco años es del 80%, mientras que para las mujeres mayores de 75 años el porcentaje es del 37%.

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Este artículo contiene información general que no se sustituye al examen médico, no se puede utilizar para diagnosticar o establecer un tratamiento. Hable con su médico antes de seguir las instrucciones contenidas en el sitio.

Me llamo Massimo Defilippo, soy un Fisioterapeuta de Rubiera (pueblo entre Reggio Emilia y Módena en Emilia-Romaña) y llevo practicando terapia física y osteopatía desde 2008. Me he graduado en la universidad “Magna Grecia” de Catanzaro (Calabria) aprobando con 110/110. Biografía completa Dr. Massimo Defilippo