Prolapso del útero


El prolapso del útero es la caída o deslizamiento del útero desde su posición normal hasta la zona vaginal.

Se produce cuando los músculos del suelo pélvico y los ligamentos se estiran y se debilitan hasta no poder sostener el útero de manera adecuada.

Anatomía
El útero es un órgano del aparato reproductor femenino con forma de una pera invertida y que está localizado en la pelvis.

El útero, la vejiga y el intestino están sostenidos por una capa de músculos que se extiende desde el coxis hasta el pubis. Estos músculos se conocen como suelo pélvico o músculo elevador del ano.
Los ligamentos y el tejido conjuntivo mantienen el útero en la posición adecuada. Si estos tejidos se debilitan o se deterioran, el útero puede deslizarse hacia abajo hasta llegar a la vagina.

Cuando el útero se desliza y sale por la vagina se experimenta una sensación un poco extraña.
Una de mis pacientes me dijo: “¡no te imaginas lo que es tener siempre algo colgando ahí abajo entre las piernas!”

 

Clasificación del prolapso uterino

La debilidad o el relajamiento muscular pueden provocar que el útero descienda o se salga del cuerpo por completo.
El prolapso del útero se puede dividir en las siguientes fases:

  • Grado I o leve: el cérvix se debilita dentro de la vagina.
  • Grado II o moderado: el cérvix desciende hasta la entrada de la vagina.
  • Grado III o grave: el cérvix sobresale a través de la vagina.
  • Grado IV o total: el útero sale de la vagina por completo. Esta condición se denomina también procidencia y se produce por la debilidad de todos los músculos de sostén.

 

Trastornos asociados con el prolapso uterino

Por lo general, junto al prolapso uterino suelen presentarse otros trastornos que debilitan los músculos encargados de mantener el útero en su posición normal:

Cistocele: hernia (o protuberancia) de la vejiga en la pared vaginal anterior-superior que puede provocar un aumento en la frecuencia urinaria, urgencia urinaria, retención de orina e incontinencia urinaria.

Enterocele: hernia de la pared vaginal posterior-superior, en la que una parte del intestino delgado se inflama en la vagina. Provoca una sensación de arrastre y dolor de espalda al permanecer de pie y de alivio al estar acostado.

Rectocele: hernia del recto en la pared vaginal posterior-inferior. Dificulta la defecación, hasta el punto de tener que presionar dentro de la vagina para vaciar completamente el intestino.

 

Causas del prolapso uterino

Los músculos, los ligamentos y otras estructuras sostienen el útero en la pelvis.
Si estos músculos se debilitan, el útero desciende hasta el canal vaginal.
Este fenómeno se llama prolapso uterino.
El prolapso del útero es más frecuente entre las mujeres que han tenido al menos un parto natural.

Otros factores que pueden provocar el prolapso uterino son:

    • Envejecimiento normal,
    • Falta de estrógenos tras la menopausia,
    • Todo aquello que ejerce presión sobre los músculos pélvicos, como la obesidad y la tos crónica,
    • Tumor pélvico,
    • El estreñimiento prolongado o el esfuerzo realizado al defecar pueden empeorar esta afección.

 

Factores de riesgo del prolapso uterino

Algunos factores pueden incrementar el riesgo de padecer un prolapso uterino:

  • Uno o varios embarazos (es más fácil que ocurra un prolapso tras el parto)
  • Tos crónica
  • Haberse sometido a una intervención pélvica
  • Esfuerzos repetidos al defecar
  • Predisposición genética a la debilidad del tejido conectivo
  • Problemas de salud como obesidad, estreñimiento crónico y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) pueden generar tensión en algunos músculos y en el tejido conectivo de la pelvis y, de este modo, influir en el desarrollo del prolapso uterino.
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¿Cuáles son los síntomas del prolapso uterino?

Las mujeres con casos leves de prolapso puede que no presenten ningún síntoma. Sin embargo, si el útero sigue desplazándose de su posición normal, puede hacer presión sobre otros órganos pélvicos, como la vejiga o el intestino, provocando varios síntomas, tales como:

Los síntomas pueden empeorar al caminar o permanecer de pie durante mucho tiempo.
En esas posiciones, se ejerce una presión mayor sobre los músculos pélvicos debido a la fuerza de gravedad.

 

¿Cuáles son las complicaciones y las consecuencias del prolapso uterino?

Si no se cura, el prolapso uterino puede afectar al intestino, a la vejiga y a las relaciones sexuales.

Diagnóstico del prolapso uterino

Para el diagnóstico del prolapso uterino, se requiere un examen pélvico, realizado generalmente por un ginecólogo.
El médico debe analizar el historial clínico y efectuar un examen pélvico completo para examinar los signos del prolapso uterino. El examen se puede realizar de pie o tumbado.
Asimismo, para una valoración del prolapso uterino se pueden realizar exámenes diagnósticos por imágenes, como la ecografía o la resonancia magnética (RM).

 

¿Cuáles son las opciones de tratamiento para el prolapso uterino?

Espera vigilante
Si se presentan pocos síntomas, tras una consulta médica se puede optar por esperar y ver como se desarrollan los síntomas. Sin embargo, el médico suele recomendar permanecer alerta y realizar los exámenes de control de rutina.

Pesario vaginal
Un pesario vaginal es una buena opción para contener el prolapso uterino. Este objeto pueden emplearlo las mujeres que no desean someterse a una intervención quirúrgica, las que todavía están en edad fértil, las que están a la espera de una intervención quirúrgica y las que padecen otras enfermedades por las que una operación sería demasiado peligrosa.
Generalmente, el pesario tiene forma de anillo y está fabricado en plástico o silicona.
El anillo se introduce en la vagina.
Si se mantiene en esta posición, ayuda a levantar las paredes de la vagina y cualquier prolapso uterino. El pesario vaginal se introduce fácilmente y muchos médicos de cabecera son capaces de hacerlo.
Debe reemplazarse cada 6-12 meses.
En caso de dolor o si la orina pasa con dificultad tras haber introducido el pesario vaginal, se debe consultar con un médico lo antes posible.
Puede que sea necesario reemplazar el pesario por otro de diferente tamaño.
En la mayoría de los casos, el pesario vaginal no ocasiona ningún problema, si bien en raras ocasiones puede afectar y dañar la piel del interior de la vagina.
Algunas mujeres pueden sentir molestias durante el acto sexual.

Cremas de estrógenos
En caso del prolapso leve, el médico puede recomendar la aplicación de una crema de estrógenos en la vagina durante 4-6 semanas, lo que puede ayudar a reducir la molestia provocada por el prolapso.
Sin embargo, en ocasiones los síntomas regresan cuando se interrumpe la aplicación de la crema.

Ejercicios para el suelo pélvico
Todas las mujeres que padecen prolapso uterino deberían realizar los ejercicios de Kegel para el suelo pélvico, aunque no presenten síntomas.
La gimnasia pélvica puede interrumpir el desarrollo del prolapso, cuando aún es leve, por lo que se considera el mejor método de prevención del prolapso.
Los ejercicios también pueden aliviar síntomas como el dolor de espalda y los trastornos abdominales.
Sin embargo, los ejercicios del suelo pélvico no sirven para mejorar un prolapso en curso.

 

Intervención quirúrgica para el prolapso uterino

prolapso-uterino

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El objetivo de la intervención es resolver el problema del prolapso del útero de manera definitiva.
Se pueden realizar diferentes tipos de operaciones, dependiendo del tipo de prolapso.
La cirugía mínimamente invasiva o por laparoscopia se puede realizar para algunos tipos de prolapso. El cirujano explica a la paciente qué método es el más adecuado en su caso.

 

¿Cuándo es necesaria una operación?

La paciente toma la decisión de someterse a una operación tras haber consultado con el cirujano, en función de los síntomas y las molestias diarias provocadas por el prolapso del útero.

Los tipos de intervención son los siguientes:
Reparación de las paredes vaginales. Esta operación se realiza para reforzar las paredes de la vagina y mantenerlas en su posición normal. Generalmente, se realiza un pliegue en la pared de la vagina y, con ayuda de algunos puntos de sutura, se aseguran las paredes de la vagina.
La intervención suele realizarse a través de la vagina, por lo que no se requiere una incisión abdominal.

En algunos casos, se puede coser una malla o una cinta especial en las paredes vaginales.
Nota: existen diferentes tipos de operación de reparación de las paredes vaginales.
En relación a la malla, existen algunas dudas sobre su eficacia a largo plazo en algunas operaciones. Asimismo, pueden presentarse algunas complicaciones como el desgaste de la malla a través de la pared vaginal.
Esto puede implicar la realización de una intervención quirúrgica posterior, que a su vez puede provocar molestias y dificultades durante las relaciones sexuales.

Se debería discutir detalladamente con el médico acerca de las ventajas y desventajas de los distintos tipos de operaciones antes de tomar una decisión.

histerectomía

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Intervención de histerectomía (extirpación del útero). Se trata de un tratamiento común en caso de prolapso uterino.
De hecho, el prolapso del útero es el motivo más común de esta operación entre las mujeres mayores de 50 años.
A veces se recomienda la intervención de histerectomía junto con una reparación de la pared vaginal.

Histeropexia sacra. Se utiliza una malla especial que funciona como una banda que envuelve y sostiene el útero para mantenerlo en su posición normal. Un extremo de la malla se asegura al cuello del útero y el otro extremo al hueso de la parte posterior de la pelvis, denominado hueso sacro.
Esta operación se realiza mediante una incisión en el abdomen.

Colpopexia sacra.
Durante esta intervención, la vagina se engancha y se asegura al hueso sacro.
Se utiliza una malla u otro material para mantener la vagina en su posición anatómica.
Puede que se recomiende una intervención de histerectomía de forma contemporánea.
Generalmente, esta intervención se realiza mediante una incisión abdominal.

Histeropexia y colpopexia sacroespinal vaginal (técnicas novedosas).
Se trata de nuevas técnicas quirúrgicas mediante las cuales se introduce la malla directamente a través de la vagina, en lugar de por una incisión en el abdomen, lo que permite reducir el tiempo de recuperación.

Fijación sacroespinosa. En esta intervención, la vagina se engancha con puntos a un ligamento en el interior de la pelvis, denominado ligamento sacroespinoso.
La operación suele realizarse a través de la vagina, por lo que no se requiere incisión abdominal.

Tras la operación, puede que la paciente deba permanecer dos días en el hospital.
La recuperación completa puede tardar entre 6 y 8 semanas.
Durante ese tiempo, no se debe levantar peso ni mantener relaciones sexuales.
Existe una pequeña probabilidad de que el prolapso vuelva a aparecer tras la intervención quirúrgica.

 

¿Existen complicaciones en la intervención para el prolapso uterino?

Las posibles complicaciones y consecuencias de la intervención quirúrgica para el prolapso uterino son dolor, infección, perforación del recto o de la vejiga, lesión en los uréteres, recidiva de síntomas como incontinencia urinaria o micción difícil, prolapso uterino y el dolor durante las relaciones sexuales.
Existen algunos riesgos generales, comunes a todas las intervenciones, como los de la anestesia, la hemorragia, la posibilidad de que se requiera una transfusión de sangre, infecciones dentro de la pelvis o en la herida y el riesgo de trombosis venosa profunda en las piernas.

 

Convalecencia y tiempo de recuperación tras la intervención

La mayoría de las mujeres permanece en el hospital durante tres o cinco días. Pueden regresar a casa cuando están recuperadas y pueden orinar sin ningún problema.

Es muy importante reposar después de la operación para que la zona tratada consiga recuperarse.

Durante las primeras dos semanas:

  • Limitar las actividades diarias
  • Reposar lo máximo posible
  • Las pérdidas vaginales son muy escasas y de color rosa pálido

Durante las primeras dos-cuatro semanas:

  • Realizar solamente actividades sencilla y ligeras, como salir a caminar.
  • No levantar peso (inferiores a 4 kilos), incluyendo bolsas del mercado, canastas de la ropa sucia y niños.
  • No hacer deporte, natación ni ejercicios de impacto, como correr o saltar durante cuatro semanas.
  • Puede que se produzca una pérdida vaginal inesperada, moderada durante los primeros 8-10 días, que suele desaparecer por sí sola.
  • Los posibles puntos de sutura se caen aproximadamente a los 10 días (tres semanas como máximo). Los puntos de sutura no se deben retirar.

Durante las primeras seis semanas:
Abstenerse de mantener relaciones sexuales.

Es posible conducir el coche después de dos semanas, previa consulta con la empresa aseguradora del vehículo.

Alivio del dolor
Generalmente, los médicos recomiendan tomar paracetamol (por ejemplo el Efferalgan) cada cuatro horas durante dos semanas (los medicamentos con codeína, como el Dolocatil provocan estreñimiento).
Se debe guardar reposo por varias horas al día.

 

Mantener costumbres alimentarias saludables

  • Beber 1,5 litros de líquidos cada día
  • Llevar una dieta saludable
  • El médico puede recetar Metamucil, Citrucel u otros fármacos similares (disponibles en las farmacias) para tratar el estreñimiento.

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Este artículo contiene información general que no se sustituye al examen médico, no se puede utilizar para diagnosticar o establecer un tratamiento. Hable con su médico antes de seguir las instrucciones contenidas en el sitio.

Me llamo Massimo Defilippo, soy un Fisioterapeuta de Rubiera (pueblo entre Reggio Emilia y Módena en Emilia-Romaña) y llevo practicando terapia física y osteopatía desde 2008. Me he graduado en la universidad “Magna Grecia” de Catanzaro (Calabria) aprobando con 110/110. Biografía completa Dr. Massimo Defilippo