El quinto metatarsiano es el hueso largo en la parte externa del pie, se conecta con el dedo meñique, mientras que el primer metatarsiano se conecta con el dedo gordo del pie.
Los tipos de fracturas más frecuentes del quinto metatarsiano son:
- Fracturas por avulsión. En una fractura por avulsión, una pequeña porción de hueso es arrancada por un tendón o un ligamento. Este tipo de ruptura es a menudo el resultado de un esguince de tobillo.
De manera similar, se puede producir una fractura del maléolo peroneal.
La fractura por avulsión a menudo se descuida (no se trata) cuando se produce durante un esguince de tobillo, especialmente en los niños.
- Fractura de Jones. Las fracturas de Jones se producen en una pequeña zona del quinto metatarsiano (en la base o epífisis proximal) que recibe menos sangre y luego sana más lentamente.
Una fractura de Jones puede ser una lesión por estrés ( muchas microfracturas repetidas) o una rotura aguda (traumática). Estas fracturas son causadas por un uso excesivo, por un estrés repetitivo o por un trauma. Son fracturas menos frecuentes y más difíciles de tratar que las por avulsión.
- Fractura por estrés. La fractura por estrés afecta principalmente a los pacientes jóvenes y a los atletas, especialmente al comienzo de la temporada deportiva. Los pacientes se quejan de dolor en la base del quinto metatarsiano y pueden tener equimosis y edema en el lugar de la fractura.
Además, los pacientes informan que ya han sentido molestia y dolor en la base del quinto metatarsiano en el mes anterior.
El período premonitorio puede variar de semanas a meses antes de la aparición de la fractura.
Otros tipos de fracturas pueden ocurrir en el quinto metatarsiano, como por ejemplo las fracturas «centrales», que generalmente resultan de traumas o esguinces y las fracturas en la cabeza y en el cuello del metatarsiano.
Causas de la fractura del quinto metatarsiano
La fractura del quinto metatarsiano se produce a menudo junto con un esguince de tobillo, especialmente cuando el tobillo ha girado hacia el interior.
La fractura puede ocurrir también a causa de un aterrizaje torpe de un salto (especialmente en superficies desiguales), o a causa de una caída o como resultado de un golpe directo en el pie externamente. Las fracturas del quinto metatarsiano se producen con frecuencia al correr o al saltar, especialmente en los deportes que implican cambios de dirección como el fútbol, el rugby, el baloncesto y el baile.
Síntomas de la fractura del quinto metatarso
Los síntomas más comunes de la fractura del quinto metatarsiano son el dolor en el pie en la parte exterior y la rigidez circundante.
En general, se forma un hematoma y el pie está hinchado, además no se logra apoyar en el suelo el pie afectado.
También el movimiento del pie puede ser limitado.
Diagnóstico de la fractura del quinto metatarsiano
Es importante reconocer si se trata de una fractura por estrés o de rotura de Jones aguda, ya que tanto el tratamiento como el pronóstico son muy diferentes.
El tipo de fractura se puede entender a partir de la narración del paciente. Si el dolor está presente desde mucho tiempo, es probable que haya una fractura por estrés.
La anamnesis del paciente es la parte más crítica porque desde la radiografía puede ser casi imposible de distinguir.
Aunque algunos autores argumentan que la fractura por estrés ocurre en una región anatómica diferente con respecto a la fractura aguda, no hay evidencias para apoyar esta tesis.
Exámenes de diagnóstico para la fractura del quinto metatarsiano
Primero, el doctor prescribe una radiografía. Dado que una fractura de Jones a veces no es evidente de la radiografía durante los primeros días, es posible que se necesiten estudios de diagnóstico adicionales.
Radiografía
La radiografía es importante en el diagnóstico de las fracturas traumáticas. Una fractura aguda aparece como una línea oscura y una ruptura de la superficie cortical. Las fracturas desplazadas por impacto pueden aparecer como una línea opaca; tales fracturas se pueden confirmar con una proyección diferente.
Las fracturas pueden afectar cualquier metatarsiano, pero generalmente ocurren en el quinto. La fractura puede ser transversal, oblicua o conminuta.
Las fracturas lineales longitudinales son extremadamente raras.
Fracturas por estrés
Los resultados radiográficos de una fractura por estrés dependen del hueso involucrado y de la fase del accidente. Las radiografías son normales en las primeras fases del accidente; de hecho las fracturas por estrés aparecen como una línea oscura bien definida después de 7-10 días.
La cabeza del segundo metatarsiano y el tercero metatarsiano raramente sufren una fractura. El primer metatarsiano se rompe en el 10% de las fracturas por estrés; las fracturas de este tipo tienen un tipo diferente de reacción, solo se ve una lesión lineal en las placas.
La base del segundo metatarsiano se fractura a menudo en los bailarines.
La parte más cercana al tobillo del cuarto y quinto metatarsiano está afectada, se ve una línea oscura en la radiografía y es lenta para sanar.
También las fracturas de los huesos sesamoideos son comunes en los bailarines.
Falsos positivos / negativos
Las radiografías pueden no mostrar fracturas por estrés en las primeras fases de estas lesiones y en el 50% de los pacientes.
Además, una fractura compuesta puede ser difícil de visualizar.
Las lesiones ligamentosas asociadas y los cambios en los tejidos blandos no se ven en las radiografías.
TAC
La TAC no es esencial para el diagnóstico de fracturas de metatarsianos; Si, sin embargo, está prevista, la TAC se debe realizar en al menos dos planos: en el plano coronal (perpendicular a la planta del pie) y en el plano axial (paralelo a la planta).
Resonancia magnética
Aunque la resonancia magnética es útil para el diagnóstico de fracturas, en este caso no es necesaria porque las radiografías ya son bastante específicas. La resonancia magnética, sin embargo, es útil para la evaluación de fracturas y luxaciones, de los tejidos blandos, de la fascia plantar, de las estructuras de la cápsula, del número exacto de huesos involucrados y de los fragmentos de pequeñas fracturas.
Tratamiento para la fractura del quinto metatarsiano
Puesto que el suministro de sangre en esta región es escaso, a menudo es difícil tratar estas fracturas.
Aunque las fracturas de metatarsianos se pueden tratar sin cirugía, existe un riesgo significativo de recuperación incompleta del hueso y de pérdida de tiempo valioso antes de volver a la normal actividad. El tratamiento no quirúrgico consiste en una inmovilización prolongada de la articulación con una bota sin posibilidad de apoyar el pie. La cirugía en el departamento de ortopedia puede aumentar la «velocidad de formación del callo óseo» y disminuir el tiempo de recuperación para permitir una rehabilitación rápida.
Se han observado cuatro modelos de fractura diferentes.
- Tipo I: se produce cerca de la unión de la parte extra-articular e intra-articular de la protuberancia del quinto metatarsiano;
- Tipo II: cerca de la articulación proximal (la parte más cercana al tobillo) del quinto metatarsiano;
- Tipo III: se produce cerca de la articulación distal (la parte más distante del tobillo) del quinto metatarsiano;
- Tipo IV: se produce en la diáfisis (parte central).
Antes del desarrollo del sistema de clasificación de Torg, se han notificado altas tasas de pseudoartrosis en pacientes con la fractura de Jones.
Se ha visto que estas pseudoartrosis eran debidas a interrupciones en el suministro de sangre al hueso.
Sin embargo, si la fractura está clasificada correctamente como de Tipo I o Tipo II, el tratamiento es conservador, excepto para los atletas profesionales, los atletas aficionados avanzados o los pacientes que prefieren el tratamiento quirúrgico.
Las fracturas de tipo I se tratan con descanso (ausencia de carga), yeso corto o una férula durante seis a ocho semanas, con una deambulación progresiva después de la eliminación del yeso.
También las fracturas de tipo II se pueden tratar con un yeso en ausencia de carga, pero puede ser necesario un período más prolongado para la curación completa.
El vendaje no es suficiente.
En atletas profesionales, a menudo estas fracturas se tratan quirúrgicamente, con injerto óseo o se fijan con un tornillo intramedular. Las fracturas de tipo III se deberían tratar quirúrgicamente. Las complicaciones asociadas con la fijación quirúrgica implican un dolor persistente en la base del quinto metatarsiano y pueden requerir la extracción del tornillo y el cambio del calzado. Además, el tratamiento quirúrgico de las fracturas agudas de Jones puede causar un retraso en la consolidación, pseudoartrosis y nuevas fracturas.
Tratamiento de la fractura por estrés del quinto metatarsiano
Las fracturas por estrés se tratan como las fracturas agudas proximales del quinto metatarsiano.
Es importante tener en cuenta que puede ser necesaria la inmovilización sin carga durante hasta 20 semanas y que la terapia magnética puede reducir el tiempo de formación del callo óseo .
Las opciones de tratamiento, así como las complicaciones potenciales de la inmovilización prolongada (como la distrofia simpática refleja y la atrofia muscular) se deberían explicar por completo al paciente en el momento de la presentación. El tratamiento de fracturas por estrés de tipo II y tipo III es el mismo que se ha descrito para las fracturas agudas.
A veces, el hueso no está enyesado porque la fractura es compuesta y el paciente tiene un dolor leve, de todas formas, se necesita mucho tiempo para la consolidación.
La cirugía es la misma para las fracturas por estrés y para aquellas agudas de Jones, se trata de una pequeña incisión a lo largo de la parte exterior del pie que permite la inserción de un tornillo a lo largo del hueso del quinto metatarsiano.
Muchos estudios científicos muestran que el tornillo debe ser lo más largo y lo más ancho posible, con un diámetro mínimo de 4 milímetros.
Después de la cirugía, el pie se protege con una férula y un vendaje hasta que la herida se cicatrice. La carga de peso progresivo puede comenzar dos semanas después de la cirugía y puede aumentar progresivamente según la tolerancia al dolor.
En algunos estudios, el tiempo medio de curación es de entre seis y ocho semanas, pero hay que seguir las indicaciones del ortopedista que ha realizado la cirugía para saber cuándo cargar el peso del cuerpo.
Los pacientes a menudo vuelven a jugar dentro de los tres meses de la cirugía.
Después de la recuperación, si el paciente desarrolla síntomas relacionados con la cabeza del tornillo, puede ser necesaria la extracción.
Algunos pacientes necesitan fisioterapia y rehabilitación para recuperar la fuerza y la amplitud del movimiento.
Tiempos de recuperación post fractura del quinto metatarsiano
Las fracturas por estrés generalmente sanan sin complicaciones.
Con el tiempo las personas pueden regresar completamente a sus actividades anteriores.
Es posible volver a las actividades normales cuando se logra trabajar sin sentir dolor.
El pie hinchado puede volver a la normalidad después de unos meses, hay algunos remedios naturales para acelerar la curación, por ejemplo los baños con agua y sal, o los ungüentos con árnica.
Para este objetivo pueden ser necesarios de 3 meses a un año.
Es importante reanudar gradualmente las actividades deportivas y laborales después de una fractura por estrés.
Prevención de la fractura del quinto metatarsiano
Hay varias formas de prevenir las fracturas por estrés:
- La intensidad de los ejercicios y su duración se deben aumentar lentamente y gradualmente;
- El tiempo de descanso y de recuperación se deben aumentar progresivamente en cualquier programa de entrenamiento;
- Es importante ser consciente de los síntomas de las fracturas por estrés, porque si se tratan con rapidez se puede reducir el tiempo de suspensión de las actividades.
- Es necesario asegurarse de que los zapatos sean de buena calidad y se usen correctamente.