Los pólipos intestinales son pequeñas protuberancias benignas (no cancerosas) en las paredes internas del colon o del recto.
Son frecuentes en las personas mayores. Generalmente, no muestran síntomas ni metástasis.
Un poco de anatomía
La última parte del tracto digestivo es un tubo muscular denominado intestino grueso.
El colon representa la mayor parte del intestino grueso, en la parte baja del abdomen.
El colon está formado por 4 partes: ascendente, transverso y descendente, al final se hallan el sigma (colon sigmoide) y el recto.
El recto y el ano constituyen la parte final del intestino. La función principal del colon es absorber agua y sales minerales del contenido del colon.
El recto retiene los residuos hasta la eliminación del cuerpo en forma de heces.
¿Cuáles son las causas de los pólipos intestinales?
La mayor parte de los pólipos intestinales no es cancerosa (maligna).
Sin embargo, como la mayoría de los cánceres, los pólipos son el resultado de un crecimiento de células anómalas.
Las células sanas crecen y se dividen de manera ordenada, se trata de un proceso controlado por dos grandes grupos de genes.
Las mutaciones de estos genes pueden provocar ulteriores multiplicaciones celulares, incluso cuando no se requieren nuevas células. En el colon y el recto, este crecimiento irregular puede dar lugar a la formación de pólipos. Tras un largo período, algunos de estos pólipos pueden convertirse en cáncer de colon.
Los pólipos se pueden desarrollar en cualquier parte del intestino grueso. Pueden ser grandes o pequeños, planos (sésiles) o en forma de hongos y conectados a un pedículo (pedunculado).
Generalmente, cuanto mayor es el pólipo, mayor es el riesgo de cáncer.
Clasificación y tipos de pólipos colorrectales
Pólipos adenomatosos
El tipo más importante de pólipo colorrectal es el pólipo adenomatoso o neoplásico.
Los pólipos adenomatosos empiezan como masas benignas, pero al desarrollarse pueden volverse invasivas y cancerosas.
Por esta razón, es necesario detectar dichos pólipos, extirparlos para su examen y prevenir de este modo el cáncer.
Los pólipos adenomatosos suelen ser pedunculados, es decir tienen un pedículo como el tronco de un árbol.
Ciertos pólipos son sésiles o planos y presentan un aspecto sedoso, se difunden con una capa fina sobre la pared del intestino. Tales pólipos se denominan adenomatosos vellosos.
Pólipos hiperplásicos
Los hiperplásicos son más frecuentes, pero tienden a ser pequeños. Estas formaciones vegetantes (que crecen dentro del intestino) son planas y brillantes, pero no son neoplásicas y no se convierten en cancerosas.
Por tanto, los pacientes con pólipos hiperplásicos pueden estar tranquilos y no requieren controles.
Pólipos aserrados
Estos pólipos tienen las características de los pólipos hiperplásicos, si bien son potencialmente malignos. Si se detecta a través de la colonoscopia debe ser eliminado.
Generalmente, se encuentran en el ciego y en el colon ascendente.
Son difíciles de ver y se debe prestar atención para identificarlos.
Su eliminación es curativa.
Pólipos inflamatorios
Una inflamación crónica en el colon, generalmente debida a la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa presente durante años, puede provocar cicatrices.
Éstas parecen pólipos, pero en realidad se deben a la inflamación. Los pólipos inflamatorios son benignos y no son potencialmente cancerosos.
Su extirpación puede ser necesaria para realizar un control.
Pólipos hamartomatosos
Los hamartomos se componen de tejido normal.
Los pólipos hamartomatosos son benignos y similares a un tumor, generalmente se producen en los niños. Por ello, a menudo se denominan pólipos juveniles.
El síndrome de Peutz- Jeghers es un tipo especial de pólipo hamartomatoso que suele ir asociado a manchas cutáneas o hiperpigmentación de los labios.
Los pólipos de Peutz-Jeghers pueden sangrar si se intenta eliminarlos, además provocan dolor abdominal.
Los pólipos de Peutz-Jeghers se producen en todas las vísceras, no solo en el colon y existe un posible riesgo de cáncer.
Puede que se requiera tratamiento, que se lleva a cabo generalmente en un centro gastroenterológico
especializado.
¿Cuáles son los factores de riesgo del cáncer colorrectal?
Cualquier persona es susceptible de contraer cáncer colorrectal, si bien es más común en personas mayores de 50 años.
Entre los factores de riesgo para el cáncer colorrectal se incluyen:
- Factores hereditarios de cáncer colorrectal o pólipos;
- Dieta con baja proporción de fibras y rica en carnes rojas procesadas;
- Enfermedad inflamatoria intestinal (enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa);
- Obesidad;
- Tabaco;
- Exceso de alcohol;
- Inactividad.
¿Cuáles son los síntomas de los pólipos colorrectales?
La mayoría de las personas con pólipos intestinales no presenta síntomas. Por lo general, no se dan cuenta de su presencia hasta que el médico los detecta durante un examen rutinario o en pruebas para otra afección.
Sin embargo, algunas personas experimentan algunos síntomas, como por ejemplo:
- Hemorragias anales. El ano es la abertura al final del tubo digestivo, por donde salen las heces. Se puede observar sangre después de la defecación. Se debe consultar a un médico para determinar si sufre de hemorroides;
- Anemia;
- Los pólipos dañan al estómago;
- Estreñimiento o diarrea que se prolonga más de una semana;
- Sangre en las heces. La sangre puede dar lugar a heces negras o aparecer en forma de estrías rojas en las heces.
¿Por qué los pólipos aumentan de tamaño?
Un pólipo, o más bien un tipo específico de pólipo denominado adenoma, comienza como una pequeña protuberancia en la superficie del intestino. Los genes dan instrucciones para que las células crezcan más rápidamente, pero deben hacerlo de manera ordenada.
Ciertos pólipos permanecen pequeños para siempre, mientras que otros crecen.
La mayoría de los pólipos permanecen benignos para toda la vida, pero aproximadamente 1 de cada 10 se convierte en cáncer.
Los investigadores creen que todos los tumores malignos del intestino empiezan como pólipos benignos; la extirpación de los pólipos benignos puede impedir el desarrollo del cáncer.
No es posible establecer el tiempo de degeneración.
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